kawansh bosque escuela

Concepción es una ciudad que poco a poco se ha quedado sin terrenos para construir. Gracias a ello, terrenos que antes constituían áreas verdes han dado paso a grandes condominios, hileras de edificios, fila tras fila de casas iguales. Con ello, el acceso a las áreas verdes por parte de los niños también se ha visto limitado. Con suerte, algún área con pasto y uno que otro árbol puesto allí para complementar el proyecto urbano y quizás entregar algo de sombra en verano.

La relación del niño con el bosque en este contexto se ha perdido. El niño urbano, de metrópolis, no se relaciona con la textura de la corteza de los árboles, ni con el tornasoleado caparazón de algunos insectos, sus dedos ahora aplican más presión sobre la pulcritud de las pantallas en sus dispositivos móviles que sobre el lomo de una rana o la cola de una lagartija. Mucho de lo cual, claro, puede compensarse en periodo de vacaciones, pero ¿acaso no es necesario crecer sintiendo verdaderamente el entorno natural para –ya de adultos- poder convivir con él?

Es la pregunta que se hizo un grupo de investigadores al idear el Forest School o Bosque Escuela, que deriva de un concepto escandinavo que denomina las actividades “al aire libre”.

Nos trasladamos a las dependencias del Club Deportivo Alemán, donde nos espera Paula Araneda, líder Nivel 3 en Bosque Escuela, certificada en Reino Unido, en compañía de su asistente, Joselyn Alfaro, educadora diferencial.

Por el bosque aún húmedo y lleno de vida juega un grupo de niños, libres, entre los árboles. Paula y Joselyn se disponen a conversar con nosotros, pero no quitan por un segundo la vista de ellos. Están esperando a que lleguen los últimos, para dar inicio a las actividades. Hoy harán una fogata. Responden a nuestras preguntas complementándose.

– Por favor, explícame el concepto Bosque Escuela. 

– Un grupo de ingleses al ir a una pasantía a Escandinavia se dio cuenta que parte de la educación allá era ir todos los días, o por lo menos una vez a la semana, al aire libre a jugar. Midieron eso y se dieron cuenta que los niños que tenían esa oportunidad eran niños que tenían habilidades distintas o más desarrolladas que los niños que no tenían el acceso a jugar al aire libre. Por ejemplo, mejores habilidades de relación social, aprendían a plantearse y cumplir objetivos, tenían una mejor actitud para el trabajo en equipo o en grupo, desarrollaban mejor su vocabulario, mejoraban su concentración y las ganas de aprender. Entonces, ese niño llevado a la sala de clases o a la familia, tenía habilidades para la vida distintas a las que tenía un niño que no tenía ese acceso. Entonces los ingleses toman este concepto, lo trasladan a Inglaterra y le denominan “Forest School” o “Bosque Escuela”.

– ¿Hay un rango de edad en que este modelo pedagógico integral pueda ser aplicado específicamente?

– Bueno, en Europa parten desde que el niño puede gatear hasta los 18 años. El rango es ser niño. Yo trabajo con niños desde los 4 años hasta los 17- 18 años. Ahora estamos trabajando con un grupo donde el rango es 4 a 10 años. Lo ideal es hacer grupos dependiendo de los niveles de desarrollo del niño, de 4 a 7, de 7 a 10, de 10 a 12-13 y luego de 13 a 18. Luego en este Bosque Escuela se juntan todos y yo hago actividades dependiendo del grupo.

– ¿Son siempre los mismos niños o van rotando?

– Tienen que ser siempre los mismos niños porque los estudios dicen que tiene que ser una vez a la semana -a lo menos por 12 semanas consecutivas- para que se produzca el cambio de conducta, el cambio afectivo que el niño tiene con el medioambiente, es el tiempo donde se producen resultados.

– Entonces tú abres una convocatoria y se llenan los cupos para la temporada.

– Claro, por ejemplo este grupo está trabajando por 8 semanas. Y luego de eso los papás tienen que ver si continúan el último mes, porque igual es un concepto nuevo donde uno tiene que entregar la posibilidad de que conozcan y vean si al niño le gusta, que a la vez no sea impositivo. Además evaluamos a los niños, sus habilidades sociales y personales.

– ¿Qué días realizan estos talleres Bosque Escuela?

– Todos los sábados de 11:00 a 13:00hrs.

– ¿Cómo te pueden contactar?

– A través de nuestro Facebook, y en el mail bosqueescuela.biobio@gmail.com.

Nos quedamos al comienzo de las actividades para dar cuenta de la metodología que utilizan. Como docente, me interesa particularmente entender este modelo pedagógico.

Me llama la atención, primero, que este tipo de actividades puede ser fácilmente comparable con los Boy Scout. Dicha comparación está lejos de ser cierta, porque aunque compartan la pasión por las actividades al aire libre, el Bosque Escuela está libre de la metodología militarizada de los Scout.

La actividad, como anticipaba, era realizar una fogata. El primera paso es recolectar leña, las indicaciones las da Paula, que reúne a los niños en círculo, sentados en troncos, donde escuchan atentos. Nosotros escuchamos atentos también. 

El bosque es un aula sin paredes, sin techo, donde el suelo cruje al pisar. Lo que se aprende aquí se mezcla con el olor a húmedo, con los colores y el canto de los pájaros. Los niños se relacionan con otros niños fuera de la escuela, en un entorno natural y amigable, y además seguro, donde se les educa para ser mejores humanos.

Mientras recolectan, Paula les recuerda que en el suelo donde recogen madera hay vida y que deben tener cuidado de lo que toquen. Una vez recolectada la madera, aprenden a diferenciar la madera sólida de la madera podrida (una habilidad muy útil al trepar una escalera que ha estado expuesta a la humedad por mucho tiempo). Luego van conociendo los implementos de seguridad necesarios para encender fuego, la distancia adecuada y la posición correcta. Todos están atentos y desean participar, algunos están en grupos, otros en su propio mundo, pero pendientes del fuego.

La actividad va tomando su curso y nosotros nos retiramos, para no distraer más en la dinámica. Aunque, sinceramente, dan ganas de ser niño y poder quedarse a sentir ese olor a bosque un sábado por la mañana.

Texto: Fabián Rodríguez

frodriguez@thepenquist.com

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