lense biobio

Formar un emprendimiento siempre es una tarea complicada, incluso antes siquiera de constituir la empresa. Se necesita una idea autónoma, que sea capaz de mover la maquinaria interna por sí misma. Encontrar esa idea, validarla y conjugarla con las habilidades del emprendedor son las barreras más difíciles.

José Lazcano, intérprete de Lengua de Señas chilena (Lsch), junto a Eduardo Pérez, Instructor de Lsch, tuvieron la idea de acercar el aprendizaje de la Lsch a la comunidad, a través de su emprendimiento Lense Biobío, que funciona desde octubre de 2017 y formalmente desde diciembre del mismo año. A través de redes sociales, ofrecen cursos de Lengua de Señas chilena para personas de todas las edades, con o sin conocimiento previo, sumando el elemento innovador de practicarse por niveles y con un perfil formativo bien definido, a través de una metodología teórico-práctica. Se mantienen constantemente generando contenido y educando a sus seguidores de forma pasiva en Instagram y Facebook, a través de videos e información, y el humor, aunque no está considerado en el plan formativo de los talleres, está presente a lo largo de cada sesión, generando un grato y distendido ambiente de aprendizaje.

Cuentan que ya se encuentran trabajando con la segunda generación del curso, en su primer nivel, y que actualmente desarrollan la implementación del nivel siguiente. El problema que detectaron, justamente, fue la falta de continuidad en la formación de intérpretes de Lsch, entre otros aspectos, relacionados con la falta de información disponible sobre el tema, en general.

“Nos dimos cuenta que las personas que tomaban cursos se les podía olvidar, y la idea es que si la persona tiene interés, puede seguir practicando, y que pueda ser un usuario instruido de Lengua de Señas, que maneje aspectos sociales, que si se comunica con una persona sorda pueda establecer comunicación y no una barrera, que es lo que pasa actualmente. Entender también que no se dice sordomudo, que no se dice lenguaje, sino lengua, el cambio de miradas con quien te comunicas, es un respeto, que se entienda que es un idioma y una cultura, que tiene valores”, explica Lazcano, mientras interpreta las señas de Eduardo, en una dinámica entrevista tripartita.

Las primeras clases del nivel básico que ofrece Lense Biobío apuntan más que nada a derribar mitos. Explican que hay dos errores técnicos recurrentes, el primero de ellos hablar de una persona “sordomuda”, cuando lo correcto es simplemente “sordo”; el segundo, confundir la Lengua de Señas con un lenguaje. Esto, recalcan, se debe a la falta de información sobre el tema.

“Lense Biobío parte por la base de entregar información y desde la información construir respeto, entendimiento, es decir, desde esa base creamos y promovemos accesibilidad. Cuando yo entiendo que la persona en situación de discapacidad tiene ciertos requerimientos, cuando yo respeto el patrimonio, yo puedo ser accesible y promoverlo. Aunque aprenda mucho vocabulario no voy entender eso”, señala el intérprete sobre el objetivo del emprendimiento.

Consultado respecto al número de personas sordas en Chile, Lazcano indica que el único instrumento que aborda el tema es la Endisc (Encuesta Nacional de la Discapacidad), la cual, apunta, es más bien aleatoria. Señala además que en el pasado Censo tampoco se consultó respecto a personas bajo esta condición, por ende, no se sabe con exactitud cuál es el universo total, no existen datos concretos.

De la misma forma, no existe en Chile una normativa que señale, por ejemplo, cómo contactar un intérprete en caso de atender a una persona sorda en una sala de urgencias. Este vacío aporta a dilatar aún más la brecha de la inclusión, un concepto tan de moda últimamente y que, sin embargo, reluce en los discursos de autoridades, pese a esta clase de incongruencias. Esto puede deberse, según José, a su incipiente legislación.

“La Ley de Inclusión, Ley 20.422, que habla de accesibilidad e inclusión, promulgada en 2012, reconoce recién hace 5 años a la Lengua de Señas como la lengua propia de las personas sordas. Entonces, ¿cómo se comunicaban antes los sordos? ¿Cómo se hacen políticas públicas, si no había una ley que dijera que las personas sordas hablan en Lengua de Señas? Entonces, puedes decir: “no importa, porque en el hospital está todo escrito y rotulado”. ¿Pero y si la persona sorda no sabe leer? Entonces yo pido que haya señas, pero ¿cómo hago una política para eso si no hay una ley? Como ley es tan nuevita, queda a voluntad del hospital; si alguien quiere, lo hace”, relata.

El intérprete además relata que en mayo de 2017, una amiga –sorda-, que estaba embarazada de su pololo –también sordo-, preguntaron en el marco del programa “Chile Crece Contigo”, que apoya a las mujeres embarazadas, si podían tener el servicio de interpretación en el proceso pre-parto, parto y post-parto. Los encargados del programa les dijeron que sí, que podían tener intérprete, pero que no tenían cómo pagarle a uno, ni cómo contactarlo. Entonces ella contactó a José para que la ayudara.

– “Fui al hospital Higueras y me dieron todas las facilidades, se portaron súper bien. Y era primera vez que en un parto había un intérprete de Lengua de Señas. Estuve en el parto, en los exámenes previos y luego cuando pasó a la sala; cuando le pusieron la epidural, le expliqué los formularios que tenía que firmar, cuando nació su bebé yo le decía lo que explicaba la matrona, todo fue interpretado, 27 horas con ella. Y como era primera vez que pasaba, se aplaudió y apareció en la tele y salimos en el diario, fue muy bacán, pero quedó a la voluntad de que Carla encontrara a un intérprete. Entonces, como programa, Chile Crece Contigo le dice que sí, pero no es responsabilidad de la persona sorda llevar la solución. La barrera no lo pongo yo, la pone el hospital. Entonces, a la simpatía de la enfermera, hay intérprete. A la simpatía del juez, hay intérprete, pero no es obligación”, critica.

– ¿Existe un lugar o un conducto regular que determine dónde llamar para solicitar un intérprete en caso de estas situaciones?

– No, me imagino que podrías llamar a Senadis (Servicio Nacional de la Discapacidad)… Pero igual puede demorar. Sin embargo, como tenemos usuarios de nuestro servicio que trabajan en lugares públicos, ya saben cómo hacerlo, pero antes de conocernos, no. Es decir, no hay doctores, no hay profesores, no hay enfermeros que sepan. Entonces, así como un número al cual llamar, no hay. Puedes llamar al Senadis o la Casa de la Discapacidad, pero no es su obligación entregarte la información. Entonces, si vas al hospital te van a decir, “ya señor, usted es el sordo, usted es responsable”. Pero no, el problema no es que Eduardo (mi socio) sea sordo, el problema es que ellos no tienen el servicio de intérprete. Entonces, por eso hablamos de “situación de discapacidad”, porque la persona no es discapacitada, es la situación la que te discapacita. Es decir, Eduardo es usuario de Lengua de Señas y yo también, entonces hablamos y no hay discapacidad, porque hablamos y nos entendemos. Pero llegas tú, sin saber, y quieres hablar con él, y generas una situación de discapacidad porque hay una barrera de acceso, no entiendes a Eduardo. Ahí se genera una situación de discapacidad. Pero llega el intérprete, se genera un puente y la situación de discapacidad desaparece. Y esa situación no la genera Eduardo por ser sordo, la genera el entorno, que no es accesible.

– Una pregunta desde la ignorancia, ¿cuál es la diferencia entre un instructor de Lsch y un intérprete?

– Bueno, el intérprete es el que ofrece el servicio de interpretación y pone la voz en mis sus manos, en español, entonces, yo pongo la voz a las manos de Eduardo para que exista comunicación. El intérprete es el puente comunicativo. Pero los responsables de enseñar Lengua de Señas son los sordos. En el taller que nosotros realizamos, por ejemplo, siempre está adelante Eduardo, yo nunca indico cómo decir las cosas, trato de decir todo el tiempo “miren a Eduardo”. Yo sólo interpreto y trato de hacer un poco la parte teórica.

– Mejor dicho, Lense Biobío existe sólo cuando ambos están presentes.

– Exacto.

El binomio conformado por Eduardo y José promete seguir dando qué hablar en su largo camino por aportar seriedad y continuidad en el aprendizaje de la Lengua de Señas, pero por sobre todo, gracias a la misión educadora que llevan a cabo. Actualmente, además de los talleres mencionados, ofrecen sus servicios de interpretación para toda clase de eventos que deseen ser interpretados en Lengua de Señas chilena.

Texto: Fabián Rodríguez

frodriguez@thepenquist.com

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