malaimagen

Guillermo Galindo, más conocido como Malaimagen, es un humorista gráfico de contingencia que tiene 40 años. Trabaja actualmente en revista The Clinic y publica periódicamente en revista Plumazo. Actualmente, se encuentra presentando su nuevo libro “Nueva Normalidad”. Nos contactamos con este destacado artista chileno para conversar sobre su carrera, su presente y los desafíos que supone ser humorista gráfico en Chile, además de una pincelada sobre su último proyecto editorial.

– Tu obra se hizo conocida en el país anterior a tu llegada a revista The Clinic, gracias a las redes sociales…

– Sí, yo entré creo que el 2011 a The Clinic, primero con las tiras de “Tolerancia 0” y luego con cómics de distintas cosas. Efectivamente, primero comencé publicando en redes sociales. De hecho, siempre estoy publicando algo nuevo entre mis redes y los medios. En revista Plumazo lo hacemos en conjunto con un amigo y colega, Karlo Ferdón.

– Respecto a tu estilo en particular, me llama la atención que trabajes con blanco y negro en la mayoría de tus ilustraciones. ¿A qué se debe?

– La verdad es que cuando chico yo pintaba los dibujos, pero no me gustaba pintar, no disfrutaba pintando. Y en algún momento de mi vida descubrí que podía prescindir del color y hacer cosas en alto contraste, con dibujos en blanco y negro, y además la influencia de otros dibujantes que cultivan esta técnica también me animó más. Yo de niño leía revistas de historietas, no eran como los cómics que hoy vemos.

Entonces, yo suponía que había que pintar los dibujos, pero después comencé a prescindir del color en los dibujos y entendí que tenía sus ventajas como publicar libros más económicos. Me quedé con eso y me gusta. Actualmente, sólo las portadas de los libros las pongo en color, pero a mí me gusta mucho el blanco y negro. De hecho, cuando comencé a leer Mafalda me gustó mucho cómo se veía. Hervi, en La Tercera, hacía los dibujos en blanco y negro, pero le hacía como unas pintadas en achurado, unas cosas bien entretenidas, técnicas que yo no manejo, pero me di cuenta que el color no era 100% necesario.

– Claro, hay una gran diferencia en el mundo del arte en lo que respecta a trazo y color…

– Yo también creo que ver con la propuesta de cada autor o autora. Hay cosas que funcionan muy bien de una manera y no tiene por qué ser la única manera de hacerlo. Al final, todo va en la propuesta de cada uno. La mía es así: en blanco y negro, dibujos simples, pocas líneas, generalmente sin fondo, eran bidimensionales, sobre todo al comienzo, un dibujo muy plano. Después los fui cambiando o mejorando. En realidad, mis dibujos han cambiado desde el 2007 que empecé a publicarlos en blogs hasta ahora. Han tenido cierta evolución. Según yo para mejor, pero en realidad es la gente la que puede evaluar eso, si dibujo mejor o peor que antes.

– Entiendo que la temática de tus ilustraciones es bien actual, contingente, por ende, siempre estás publicando nuevas viñetas en revistas y redes sociales, pero además publicas libros también. Mi pregunta es: ¿tus libros son compilados de tus viñetas de redes sociales y revistas? ¿O son trabajos separados?

– Yo hago un libro al año desde que comencé a publicar libros. Entonces cuando quiero hacer un libro busco los dibujos que tengan cierta relación entre ellos para que el libro quede o sea como un compilado que tenga cierta coherencia, no solamente llegar y poner todos los dibujos, sobre todo yo que trabajo con actualidad, hay muchos de estos dibujos que se olvidan y que los chistes después no se entienden si están descontextualizados.

Algunos simplemente son muy viejos o de personajes que desaparecieron de la opinión pública, entonces si algo me ayuda es que generalmente entre un libro y otro voy acumulando mucho material. Tengo de dónde elegir. Voy viendo los mejores chistes, las viñetas mejor hechas, con mejores finales, etc. Por eso hay mucho que dejo fuera. El último libro que hice tiene 240 páginas y aún así hay mucho que quedó fuera. Pudo haber sido fácilmente de 300 páginas. Las cosas que dejé fuera fue solo para que el libro no fuera tan grande y no costara tan caro. Siempre voy tratando de hacer un relato coherente en los libros porque son un formato distinto que requiere un orden distinto; en Internet puedes ir publicando y probando cosas, tiene que ver con el día a día, pero el libro tiene otro momento.

La gente no lo leerá en el momento en que pasan las cosas, sino después. Tal vez se tarden en conseguirlo también. Entonces, también tiene que funcionar como obra, independiente que sea una compilación. Mis libros suelen ser una mezcla entre material que estás publicando en Internet y material nuevo o exclusivo para el libro, inédito.

– ¿De la ilustración y el humor gráfico proviene el 100% de tus ingresos?

– Sí.

– En este aspecto entonces, ¿cómo logas llegar a ese punto de equilibro en que te das cuenta que puedes vivir del humor gráfico?

– Durante mucho tiempo tuve dos trabajos, digamos; un trabajo de oficina y además tenía este proyecto de mis dibujos a los que les estaba yendo bien. En un momento tuve una pega muy buena, pero que no me gustaba y me estaba quitando el tiempo de hacer lo que sí me gustaba hacer, que eran los dibujos, y a los dibujos les estaba yendo lo suficientemente bien. En ese momento decidí pegarme el salto y dedicarme 100% a los dibujos, que fue un sueño para mí. También había ahorrado un poco de plata por si acaso me iba mal… Y bueno, ayudó el hecho que yo no tenía hijos ni familia que mantener entonces sentía que si no funcionaba, claro, buscaba otra pega y listo. No era algo definitivo. Pero me fue bien y logré que los números calzaran como para dedicarme solamente a esto, lo que ha sido bien bonito para mí porque aunque a veces siento que no tengo mucho tiempo para dibujar (considerando que el dibujo es sólo una parte de todo lo que tengo que hacer para llegar a fin de mes, digamos), sí tengo mucho más tiempo que cuando tenía 2 trabajos. Ahí sí que era mucho más agobiante; tener que trabajar en algo que no me gusta y llegar cansado en la tarde a hacer lo que sí me gusta. En realidad, creo que puede ser la realidad de la mayoría de la gente. Es difícil vivir de una pega tan rara como dibujante de historietas, pero a mí me funcionó hasta ahora, así que me siento un afortunado al respecto.

– ¿Tienes alguna rutina diaria con tus dibujos o las cosas van saliendo de forma espontánea?

– Soy bastante desordenado en cuanto a mis tiempos, pero trato de levantarme siempre a la misma hora, veo las noticias, qué temas están dando vueltas, cómo puedo abordarlos. Por supuesto, hay días que son súper muertos en cuanto a productividad y muchas veces hay días en que estoy todo el día viendo qué puedo dibujar y cuando no sale nada trato de aprovechar ese día haciendo otras cosas, tocando guitarra, qué se yo… No dejar que el tiempo pase y frustrándote. Porque es normal en el trabajo creativo que haya tiempos muertos en cuanto a la inspiración. Ahora, la inspiración se puede empujar, digamos, no es algo mágico. Pero es normal que haya espacios vacíos. Hay que tratar de estar concentrado. Cuando hay cierta disposición a que las cosas funcionen, en algún momento se van a dar.

– El humor editorial y gráfico lleva décadas como oficio en Chile -recordemos las historietas del “Barón Von Pilsener”, de Pedro Subercaseaux, publicadas entre 1906 y 1907-, pero aún es algo un poco informal. ¿Crees que se debería formalizar esta profesión? Hay todo un proceso comunicativo que puede llegar a condicionar la forma de pensar de millones de personas, a través del humor. En términos de opinión pública tiene mucho peso y en ese sentido la responsabilidad del dibujante es muy alta. ¿Crees que en Chile esto está en buen pie? ¿Te tocó alguna vez enfrentar censura editorial?

– Sí me ha tocado enfrentar situaciones de censura. Son bastante típicas en este rubro. Pero siento que es parte de; lo que yo hago no es neutral, no puede ser de gusto de todo el mundo. Me refiero a que en este tipo de trabajos es más fácil encontrar algún tipo de resistencia en los medios que no quieren tener este tipo de dibujos en sus páginas o ciertos autores en sus presentaciones. Eso es normal. Yo lo entiendo como parte de mi trabajo. No me aproblema porque yo siempre siento que tengo que hacer lo que tengo que hacer. Si se me cierran puertas, por lo general son de lugares que en realidad tampoco me interesaban, no eran de mi onda, entonces tampoco siento que se pierdan esos espacios. Pero sí debería haber, creo yo, un espacio más profesional para quienes nos dedicamos a esto; es decir, hay muy pocos medios que paguen por este trabajo, muchas veces incluso en periódicos de gran tiraje, había autores a quienes se les invitaba por la simple vitrina, o con sueldos casi simbólicos y eso no puede ser. Porque es un trabajo y un trabajo que lamentablemente mucha gente no ve así. Ahora, se han ido abriendo espacios que antes no estaban y eso es positivo para el rubro, pero aún falta mucho. Porque hay muchos autores que podrían estar publicando en algún lugar y hay pocos lugares. Entonces, si no se les da el respeto que se merecen como trabajadores, con una paga justa, que se les reconozca como una parte importante del medio en el que trabajan, es muy difícil que se siga trabajando o hablando de forma seria al respecto.

– Para finalizar, cuéntame de tu último proyecto, “Nueva Normalidad”.

– Nueva Normalidad es un libro que aborda todo ocurrido en el país desde 2018, que es el segundo gobierno de Piñera hasta la fecha. Recoge también lo que fue la revuelta popular de 2019, la pandemia de 2020 que nos tiene hasta ahora en ese tema; hay muchos personajes que ya no están en la opinión pública como ministros, candidatos, senadores, diputados, etc. Porque han pasado muchas cosas; ha habido votaciones, plebiscitos, ha habido de todo. Entonces ese libro recoge de forma cronológica, pero potente, mucho de lo que ha ido pasando en este último tiempo. Es un libro que salió hace muy poco, un libro grande que espero que la gente se demore un poco en leer, porque son hartas páginas. Esto es bueno porque generalmente los dibujantes nos demoramos mucho en hacer los libros y la gente los lee como en media hora. Es mi última producción, mi libro n° 13, así que tiene el número de la mala suerte porque está dedicado a Sebastián Piñera, fue una coincidencia.

– ¿Dónde lo podemos encontrar?

– Está en todas las librerías o la mayoría del país, lo pueden encontrar en cualquier ciudad y quienes quieran ver más de mi trabajo lo pueden hacer en https://www.malaimagen.com ahí podrán encontrar dibujitos y cosas.

Texto: Fabián Rodríguez R.

Fotografía y viñetas: Malaimagen

frodriguez@thepenquist.com

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