La distancia, esta vez, se hizo notar. Dificultades para viajar y encontrarse en persona guiaron el desarrollo de esta conversación hacia rutas virtuales. Jorge Cocio nos habla así a través de la pantalla, acompañado del borde costero penquista y de los libros que constantemente saca de su repisa para complementar el viaje de sus inspiraciones literarias. Profesor de Filosofía, músico y escritor chillanejo que actualmente reside en Penco, Jorge se deja llevar por sus reflexivos derroteros.

– Hola Jorge, gracias por abrir este espacio virtual para hablar sobre tu trabajo. Para comenzar me gustaría preguntarte ¿Qué define a Jorge Cocio?

– Si tuviera que definirme de alguna manera, creo que lo que más me define, primero que todo, es la música. Luego viene la escritura y finalmente la filosofía. Esto porque, en el caso de la filosofía, ésta ha sido un complemento para el resto de mi trabajo, aportando el valor de la enseñanza como un medio para un fin. La creación siempre ha sido la prioridad durante toda mi vida. Siempre he estado creando a través de la música y de la escritura.

– ¿Te consideras como un poeta?, ¿Te consideras músico?

– Yo creo que solamente me considero como un artesano, un creador. Al final he ido buscando el camino para expresarme sin quedarme encerrado en alguna categoría, lo que me llevó a algo más personal ligado a lo que soy.

– Háblanos de tu creación musical, entendiendo que has lanzado ya tres discos.

– La música me ha dado la libertad de crear según mis tiempos y mis necesidades, nunca algo impuesto. Por lo mismo, el trabajo en este sentido ha sido autodidacta y libre. Si bien comencé a explorar en la música durante mi adolescencia, fue en 2009 cuando se comenzaron a concretar proyectos ya de manera más formal, editándose mi primer EP “Nada es eterno”. En el año 2011 se lanzó “Preludio de invierno” y en 2016, luego de un largo período de producción, se lanzó el disco “Frío verano”. Entre 2011 y 2016 me estuve enfocando en tocar en vivo. Luego de esto hubo nuevas versiones de algunas canciones, para lo cual contacté a artistas visuales para las portadas y videos, buscando aportar nuevas miradas a mis creaciones. Me parece interesante que la música tenga un complemento visual. Actualmente, estoy trabajando en dos proyectos colaborativos de cortos audiovisuales y la meta es retomar la música por un período de largo aliento.

– ¿Cómo ha sido tu viaje en torno a la escritura?

– Como empecé esta aventura en la adolescencia, podría decir que llevo más de veinte años creando cosas. La escritura comenzó por la búsqueda de crear canciones, demorándose entonces mucho más tiempo en convertirse en algo serio para mí. Estando en la universidad comencé a verla de otra forma, creando el 2013 una publicación artesanal junto a un compañero, un libro de poesía llamado “Noche primitiva” (ICD ediciones, Chillán).

La poesía me ha servido, aún cuando también he escrito en prosa, para entender el elemento de la brevedad de un momento, o del silencio, permitiendo encontrarse uno mismo con mayor facilidad en el verso.

Luego de este lanzamiento comencé a participar de algunas lecturas para luego dedicarme a escribir comentarios sobre cine y libros en distintas publicaciones web. En 2017, lancé mi segundo libro llamado “Continente” (Satancito ediciones, Talcahuano) y actualmente estoy lanzando el libro “La ebullición de las cosas” (Taller del libro, Concepción), en el cual se refleja una voz propia que se va expandiendo, por lo que es una publicación más formal y concreta.

– ¿Qué es el arte para ti?

– Es muy interesante el de pronto darse cuenta de la capacidad de poder expresar creativamente nuestro interior, por lo que veo el arte como algo muy terapéutico. Por otra parte, lo considero como dejar una huella sin pensar si ésta perdurará o no, aunque en lo personal el arte ha coincidido cronológicamente con etapas de mi vida ayudándome en momentos muy oscuros. Por eso siento que el arte se relaciona política y socialmente con lo que uno hace, pero desde la intimidad. Lo que uno crea a través del arte permite a otros conectarse con sí mismos.

– Cuéntanos sobre el lanzamiento de tu nuevo libro, que justamente se llama “La ebullición de las cosas” en un contexto donde definitivamente han explotado muchos aspectos de la vida colectiva que se han estado acumulando.

– Es interesante el que haya un acontecimiento externo que detone el lanzamiento de este libro y que se relacione con él. El título de alguna forma hace referencia a dos elementos puntuales, que son, por un lado, la situación actual en la que estamos entendiéndola como un cambio de paradigma o un cambio en la estructura de nuestra realidad; y por otro lado, más interno, a una búsqueda de permanencia que fusiona lo simbólico y lo cotidiano presentes en mi primer y segundo libro, respectivamente. Desde este lugar pretendo hablar de lo que ebulle, de lo que cambia.

– ¿Cuál sería entonces el espíritu de este libro?, ¿Cuál sería su personalidad?

– Podría resumirlo como el efecto de la nostalgia por una pérdida que es parte de la vida, tema que hay que aprender sí o sí en la vida. ¿Qué es lo que permanece de nuestra vida después de que todo se acaba?

Texto: Constanza Aracena Lobos

constanza@thepenquist.com

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