En el marco del programa YLAI 2023, nos contactamos con Andrés Sáenz, de Colombia. Andrés tiene 33 años, se describe a sí mismo como un «firme creyente de la educación como herramienta para transformar el mundo y fortalecer nuestra democracia». Es un profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales, con una maestría en Desarrollo y Gobernanza de la universidad de Duisburg-Essen en Alemania, pero además es co-fundador de la ONG CIVIX Colombia, una organización fundada originalmente en Canadá, que se ha expandido a Latinoamérica y que ya tiene operaciones en Chile. La presente entrevista se llevó a cabo a través de una videoconferencia, por temas logísticos, y tiene como finalidad conocer más acerca del trabajo de esta organización.

– Para comenzar, me gustaría que nos contaras de dónde nace este interés por la cultura cívica y por el valor de la democracia.

– Bueno, creo que nace particularmente de una necesidad puesta en un contexto político local, nacional y regional. Si tú te pones a revisar, por ejemplo, cómo se han manejado las tasas de participación política a lo largo de la historia en distintos países de América Latina, nos damos cuenta que tenemos tendencias a la baja. Claro, hay cambios específicos que se dan en contextos particulares en ciertos países que hacen que haya activaciones políticas por parte, sobre todo, de la población juvenil. Pero en términos generales si tú miras las grandes macrotendencias a nivel regional, encuentras que la gente cada vez da más por sentado qué es la democracia y le importa menos cuidarla, por lo que implica. Cada vez la gente participa menos no sólo en eventos electorales, sino también en instancias de participación formales e informales que existen en sus países. A mí me llamó mucho la atención vincularme con estos procesos de educación cívica y ciudadanía, particularmente por la situación de mi país, Colombia; es un país que ha vivido un flagelo enorme a nivel de violencia política, que ha pasado por una serie de procesos importantes a nivel de participación, como fue el Plebiscito por la Paz en 2016, que por cuestiones relacionadas principalmente a la desinformación y divulgación de información errónea, los propios colombianos decidieron votar en contra. Lo que a audiencias internacionales puede resultar una total paradoja: ¿cómo es posible que una sociedad haga esto? Y al enfocar el lente a lo interno, te das cuenta de todas las fuerzas que había jugando respecto a eso. Este tipo de elementos hicieron que para mí fuera muy importante aportar un granito de arena desde la perspectiva de la educación cívica para transformar estas realidades.

– ¿Podríamos decir que lo mismo que sucedió con el Plebiscito por la Paz es lo que sucedió en Chile con el fallido proceso constituyente que terminó con un Plebiscito que rechazó una nueva Carta Magna?

– Por supuesto, yo entiendo que todo el tema de lo que ocurrió en Chile también tuvo un componente de desinformación e información errónea. Tuvo otro componente que se relaciona también con la dispersión de las fuerzas políticas por lo que fue la manera de elegir a la Asamblea Constituyente en su momento, que hizo que hubiera intereses muy particulares que estuvieron presentes en la discusión del texto constitucional, pero que no reflejaban necesariamente los intereses más agregados a nivel de la nación chilena. Yo creo que el caso de la nación chilena, al igual que el caso colombiano de 2016, nos provee de ejemplos muy interesantes donde lo que tienes es una sociedad que parece estar muy activada políticamente, donde vemos un «resurgir», un tema con mucho ímpetu por parte de diferentes capas sociales y luego lo trasladas al sistema político y en el sistema político las lógicas de lo que sucedía en las calles no se traslada efectivamente a los votos. Hay una disonancia entre una cosa y la otra. Entonces, en ese sentido, América Latina comparte unos rasgos muy específicos frente a esto. Porque tienes una población que puede estar muy ligada con la idea de ejercer el derecho político, pero luego lo trasladas al sistema político y resulta que no había una relación directa entre una cosa y la otra. Yo creo que ahí tenemos que entrar a trabajar sobre la educación cívica y hacerle entender a las y los jóvenes, que si no se toman en serio el destino de su país, serán otras personas quienes decidan por ello. Si ellos no se meten con la política, la política sí se va a meter con ellos. Quiéranlo o no. Hay un mensaje muy fuerte que hay que dejar a la juventud en toda la región.

– Imagino que el proyecto en el que trabajas, CIVIX, tiene mucho que ver con esto, ¿no? Por favor, explícanos de qué trata.

– Bueno, CIVIX es una ONG que en estos momentos está haciendo presencia en Canadá, en Colombia y, particularmente estamos haciendo ingreso a Chile también. Lo que busca es convertir a estos estudiantes en ciudadanos y ciudadanas que sean más activos, más participativos y más incidentes en las realidades de su entorno. Lo que nos hace de alguna forma diferentes es que nosotros lo que hacemos es convertir eventos políticos del mundo real en oportunidades de aprendizaje significativo en las aulas de clase. Un ejemplo muy claro de esto es nuestro programa bandera que es «Voto estudiantil». Con él, CIVIX forma a los educadores, a los docentes de las instituciones educativas, les entrega material pedagógico análogo y digital; todo lo que un docente necesite para trabajar participación ciudadana en las aulas de clase, CIVIX te lo da. Videos explicativos, cápsulas de audio y planificación. Acompañamos a los docentes en la implementación de estos temas durante procesos electorales reales. Cuando llega el periodo electoral real, CIVIX le entrega a cada establecimiento educativo un kit electoral, con urnas, tarjetones, papeletas y cubículos, para que se pueda montar en la institución una simulación electoral real en la cual chicos y chicas votan por los mismos candidatos del mundo real, como si ya estuvieran haciendo ejercicio de su derecho al voto. Hemos hecho esto en votaciones nacionales, elecciones locales e inclusive el piloto que realizamos en Chile lo hicimos con el Plebiscito Constitucional chileno.

– ¿Cuánto tiempo lleva ya funcionando este proyecto?

– En Canadá lleva 20 años, en Colombia entramos en el 2018 y en Chile llevamos un poco menos de un año y estamos formalizándonos en estos momentos.

– ¿Cuál es tu cargo al interior de la ONG?

– Soy el co-fundador de Fundación CIVIX Colombia y soy director para América Latina de CIVIX a nivel internacional.

– ¿Quién es el fundador de este proyecto originalmente?

– El proyecto nace en Canadá hace 20 años y es fundado por Taylor Gunn y Lindsay Mazzucco. Taylor ya está retirado en estos momentos y Lindsay es la actual CEO de CIVIX en Canadá.

– Por favor, cuéntame cuáles son las proyecciones para el trabajo en Chile y dónde se realizó el piloto que mencionabas.

– El piloto de Voto Estudiantil en Chile se realizó el año pasado de forma paralela al Plebiscito Constitucional chileno, y participaron más de 400 establecimientos educativos de las 16 regiones de Chile, incluida la isla de Rapa Nui. Es decir, estuvimos presentes en todo Chile. Y participaron en esta simulación electoral más de 60 mil niñas, niños y adolescentes que votaron en las mismas condiciones que votaron los adultos en el Plebiscito de 2022, lo cual es un éxito grandísimo, considerando que es un piloto. En Colombia, por ejemplo, en las últimas elecciones que tuvimos, que fueron las nacionales, participaron más de 207 mil jóvenes, pero ya llevamos un trabajo de 4 años. En estos momentos hay un equipo de personas en Chile que está desarrollando y desplegando otras iniciativas de la organización, particularmente ahora que termina esta fase electoral se están concentrando mucho en el tema de la alfabetización mediática e informacional con otro de nuestros programas que se llama CTRL-F, que muestra a docentes y jóvenes cómo navegar ecosistemas de desinformación, cómo luchar contra las noticias falsas en periodos electorales y en periodos no electorales. Entonces, hacia allá se está moviendo en estos momentos el tema en Chile.

– Me llama la atención el concepto «ecosistemas de desinformación». Desde lo sucedido con la elección de Donald Trump, los fake news y la desinformación pareciera que han poblado la mayoría de los procesos políticos y electorales en América y el mundo. ¿Cuál crees tú es el antídoto a este ponzoñoso paradigma?

– Este es precisamente uno de los temas que más hemos venido trabajando en CIVIX, desde diferentes perspectivas, porque los antídotos no vienen en un solo sabor o componente. Acá se tienen que juntar diversos elementos; desde temas de política pública, temas de cultura política, pero también temas de educación y alfabetización mediática e informacional, que son cosas que hacen mucha falta. No solo en nuestros países, esto es un problema global. Nosotros lo que hicimos fue desarrollar un modelo pedagógico que está sustentado en los estudios del grupo de educación e historia de la Universidad de Stanford de Estados Unidos, donde trabajamos unos componentes llamados «lectura lateral». Los seres humanos estamos acostumbrados a leer verticalmente, ¿Qué quiero decir con esto? Que si coges cualquier libro o página web, la vas a leer de arriba hacia abajo. Lo mismo sucede en los ecosistemas web; lees una información de arriba hacia abajo y eso hace que las técnicas de verificación de información a las cuales está habituada la ciudadanía también tengan que ver con esta lectura vertical (ver si hay errores de ortografía, que el dominio sea HTTPS y no HTTP, ver si hay mucha publicidad en la página web, mirar la página web y analizar qué dice de sí misma). Y resulta que todas estas técnicas de lectura vertical no funcionan en el mundo de hoy porque cualquier persona con un mínimo de capacidad puede crear un portal web que se vea excelente, que no tenga errores ortográficos, en donde además le puedes pedir a ChatGPT que redacte todos los artículos que quieras sobre el tema y todos desinformando. Absolutamente todo. Esa entonces no es la manera correcta en la que podemos desde la educación luchar contra la desinformación, lo que nosotros hacemos es promover técnicas de «lectura lateral», que es lo que utilizan los verificadores de información, temas que se relacionan con salir lateralmente de la página donde estás y entrar a otras páginas para ver lo que otras fuentes dicen de esa información. Con esto logramos que los jóvenes verifiquen la información, verifiquen las fuentes, verifiquen las afirmaciones, rastreen el contexto original de las noticias. Este programa ya ha sido evaluado con evaluaciones de impacto en Canadá y nos muestra que los estudiantes llegan a las respuestas correctas por las razones correctas. En otras palabras, logran diferenciar lo que es creíble de lo que es falso, pero por las razones adecuadas, no porque ellos crean que es falso o que lo que creen que es verdadero. Porque esos son los límites del pensamiento crítico en el mundo de la globalización. No todo el mundo puede ser experto en salud pública, porque no todos somos médicos o epidemiólogos, pero sí podemos tener técnicas que nos permitan verificar la afirmación con fuentes que sean confiables. Entonces, ese es uno de los antídotos para la desinformación.

– ¿Algo más que desees agregar?

– Me parece importante que comiencen a haber más procesos de articulación y de intercambio de experiencias y conocimientos entre organizaciones que estén trabajando estos temas a nivel de América Latina. Hay una riqueza extraordinaria en las experiencias que a nivel local se vienen desarrollando en temas como la alfabetización digital e informacional, procesos de liderazgo juvenil, empoderamiento de mujeres jóvenes con enfoque de género, aprendizaje experiencial en participación política y parte de lo que queremos hacer tiene que ver con eso, con mirar qué experiencias hay en Chile, en Argentina, en México, en Brasil, en toda la región, para poder articular procesos y proyectos más grandes, con mayor impacto, intercambiar buenas prácticas y sembrar una semillita de transformación de la cultura política en nuestra región de Latinoamérica.

Texto: Fabián Rodríguez

Fotografía: Gentileza de CIVIX

frodriguez@thepenquist.com

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