Muchos conocen el apellido Heisenberg gracias a la popular serie norteamericana Breaking Bad, pero lo cierto es que el protagonista de la premiada creación de Vince Gilligan adoptó este apodo en honor al físico teórico alemán Werner Heisenberg, a quien se atribuye el planteamiento del “Principio de Indeterminación” o “Principio de Incertidumbre”.

Este principio establece la imposibilidad de determinar, en términos de física cuántica, simultáneamente y con precisión arbitraria, ciertos pares de variables físicas, como son, la posición y el momento lineal (cantidad de movimiento) de un objeto dado. En otras palabras, cuanta mayor certeza se busca en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su momento lineal y, por tanto, su masa y velocidad.

Popularmente, se utiliza la referencia a este principio para hacer entender a alguien que mientras más intente hurgar en una materia difusa, en una caja negra, con el afán de medir o hacer contraste respecto a algo, menos certero será el resultado. Cuando al principio de la pandemia, todo el mundo científico se aventuró a pronosticar cuánto durarían las cuarentenas, creímos que lo máximo sería entre 14 y 40 días, pero nunca pensamos que serían dos años.

Es por ello que todo proyecto humano debe considerar en algún punto este principio; nadie sabe qué vendrá más adelante. El estado de un objeto hoy, no será el de mañana. Incluso en plena calma, todo se mueve.

Tras levantarse el Estado de Excepción Constitucional que regía en todo el país, el pasado 01 de octubre, la población festejó efusivamente, no en las calles, sino que en redes sociales. Hoy la mayoría actúa con cautela. Así como el Principito aprendió del desierto el valor del silencio, muchos entendieron gracias a las cuarentenas el valor del distanciamiento social, por un lado, y el regocijo de compartir con familia y un puñado de amigos, por otro. Dos caras de una misma moneda.

Es por ello que el principio de la “libertad”, ya ausentes los toques de queda, es también nuestro propio principio de incertidumbre; no sabemos en qué momento la autoridad sanitaria pueda pronunciarse a nuevos brotes de lo que sea; la “tensión en la macrozona sur”, generada por grupos armados que pueden ser cualquier cosa, menos mapuches, pueden traer nuevos «estados de excepción» como acaba de suceder esta semana; en el último tramo de la carrera presidencial los candidatos están en una batalla de desprestigio y no se sabe quién pasará a la delantera; la vuelta a la oficina y a la sala de clases se ve complicada cada vez que se intenta, pero es inminente; el verano que se acerca, con sus sequías, incendios y balnearios llenos; eso y todo aquello en que podamos poner atención en el día a día.

Y es también parte del encanto de la vida, no saber ciertamente algunas cosas que quizá al saberlas harían de nuestra existencia un nudo de ansiedades y miedos. Es el principio de la incertidumbre que rodea a todas las cosas, querámoslo o no.

Equipo editorial The Penquist

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